Mientras continúa la cuenta regresiva para que concluya el plazo establecido por las autoridades para que los extranjeros residentes en el país de manera irregular se acojan al Plan Nacional de Regularización, crece la expectativa entre diferentes sectores de la sociedad en torno a lo que realmente ocurrirá con aquellas personas que queden al margen de dicho proceso, que está supuesto a concluir el próximo 15 de junio.
Se debe tomar en cuenta que tanto el presidente Danilo Medina como el ministro de Interior y Policía José Ramón Fadul han señalado en más de una ocasión que llegada la referida fecha no habrá otra oportunidad para que los nacionales de otros países que viven en nuestro territorio de forma ilegal, puedan regularizar su estatus migratorio y en consecuencia serán repatriados a sus naciones de origen.
Frente a esta realidad la población en general nacional y no nacional, legal e ilegal, se cuestionan sobre la forma en la que las autoridades devolverán a todas las personas que no se hayan podido acoger al Plan de Regularización a sus respectivos países. Desde ya muchos dominicanos han trasladado su imaginación a los tiempos en el que el haitiano era intimidado con la simple exclamación de “Ahí Viene la Camiona”.
¿Será la misma situación?
Ante esta cuestionante José Ramón Fadul ha reiterado en diferentes escenarios que no se tratará de una “casería de brujas” y que el proceso se llevará a cabo con todo el respeto del mundo pero sin dejar de cumplir la ley, una ley que según el ministro, no será aplicada a un único grupo étnico, como han especulado muchos calificando a los dominicanos de ser xenofóbicos y racistas.
La preocupación no es del todo absurda, pues si bien es cierto que no se trata de una campaña contra los nacionales del país vecino como han gritado a los cuatro vientos organismos internacionales dejando esparcida a lo largo y ancho de muchas partes del mundo una mala imagen de la situación actual, tampoco es menos cierto que los haitianos serán los más afectados por ser el grupo con una mayor población de ilegales presentes en territorio dominicano.
Particularmente entendemos que la acusación de que los dominicanos son racistas y xenofóbicos es injusta, pues basta recorrer nuestros campos y ciudades para darse cuenta del nivel de convivencia armoniosa entre los nacionales de uno y otro país. Los casos de enfrentamiento y violencia son aislados y se dan en ambas partes de la isla.
Al parecer ya se ha comenzado a poner la casa en orden. Al menos en el aspecto migratorio se ha tomado una decisión que hasta el momento luce firme. Así lo hizo saber el presidente Danilo Medina el pasado 27 de febrero en su discurso de Rendición de Cuentas y al reiterarlo el pasado 10 de abril en la reunión bilateral que sostuvo con Ban Ki-moon, Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas previa a su participación en la VII Cumbre de las Américas 2015 en Panamá, en la que respondió que República Dominicana es un pueblo pobre que no puede asumir la pobreza se dos pueblos, cuando este se interesó por saber que pasaría después del 15 de Junio.
No solo se espera que las autoridades se pongan los pantalones en lo relativo a la repatriación de los indocumentados, sino también con quienes contratan a este personal al margen de las leyes y además aprovechan esa condición para explotar durante largas jornadas de trabajo, principalmente a nacionales haitianos y entonces al momento del pago utilizan la estrategia de “Ahí viene la Camiona”.
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