El director, productor y guionista argentino Daniel Burman, considera que en Latinoamércia se hace cine con mucha libertad, porque, a diferencia de lo que pasa en Hollywood "existen resortes que no están manejados por las expectativas de mercado, que siempre se equivocan".
Burman, que el viernes recibió en la ciudad de Lleida (noreste de España) el Premio de Honor de la Muestra de Cine Latinoamericano de Cataluña, explicó en una entrevista con EFE que por esta circunstancia no le gusta especialmente rodar en Hollywood.
Considerado uno de los mejores cineastas de su país, con títulos que han cosechado gran éxito como "Esperando el Mesías" o "El abrazo partido", Burman explica que prefiere hacer películas en su país, o en España o Brasil, por ejemplo.
"Me apetece mucho más. No me veo haciendo películas de vikingos o de ciencia ficción, no las podría hacer ni por todo el dinero del mundo. No me imagino hacer una película que no ocurra dentro de mi país o de mi sociedad", explica.
Tampoco se imagina viviendo en Hollywood con su familia y que a sus hijos les revisen la mochila al llegar al colegio por si llevan un "M-17 o un cañón".
Burman dice que, sobre todo, entiende el cine como una forma de reflexionar. "Muchas de mis películas las hago para abordar temas que no tengo del todo claros, para invitar a reflexionar a la gente sobre temas que para mí son un misterio. Lo primero de todo es entretener al espectador, pero para mí el cine es también una invitación a reflexionar sobre cosas que son obvias o evidentes, pero que la vorágine diaria nos hace olvidar".
Por eso, explica, sus películas, a pesar de no ser necesariamente autobiográficas, reflejan su entorno, están relacionadas con sus vivencias. "Yo creo que las temáticas que transito tienen que ver con los dilemas que establecemos en nuestro vinculo más primario, con nuestras madres, padres, hijos, etc. No es patrimonio de los judíos o de los argentinos. Muchas veces me hace gracia de que se hable del peso psicoanálisis en Argentina, pero el psicoanálisis toma cuestiones que existieron desde el principio de la humanidad. Freud no inventó el complejo de Edipo, le puso nombre. Así con todo", reflexiona.
En todo caso, tras haber estrenado recientemente "El misterio de la felicidad", ya está enfrascado en un nuevo proyecto que el próximo mes de enero le llevará a rodar de nuevamente en el barrio argentino del Once, en el que ya ambientó "El abrazo partido".
Su nuevo filme, avanza, tiene que ver "con el misterio del bien". "Los malvados siempre me aburrieron, porque lo natural es ser malo, la maldad no tiene misterio para mí, en cambio el bien es incomprensible, aquellas personas que de verdad dedican su vida a hacer el bien por el bien sin esperar contraprestación, que son muy pocas, me generan admiración y un profundo misterio".
Su nueva película tendrá como protagonista al Rey del Once, "un personaje que puede hacer el bien a todos, salvo a su hijo". "Esas contradicciones me interesan mucho, que haya personas que pueden llegar a salvar un mundo y no pueden salvar a su propio hijo o a su mujer".
Mientras empieza ese rodaje, Burman promociona su última película y, pese a sus 40 años recién cumplidos, recoge ya premios de honor a su carrera como el de la Muestra de Lleida, certamen en el que sus filmes ya han sido galardonados en dos ocasiones.
"Le tengo mucho respeto a los premios en general, no tengo esa posición moderna de 'no me importan'. Los valoro mucho porque son reconocimiento de otros hacia uno. Pero en este caso me genera un sentimiento especial porque la Muestra de Lleida fue la puerta de entrada a Cataluña de mis películas, con lo cual es un lugar que le tengo afecto especial".
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